Luego de pasar un mes internada en el Sanatorio Otamendi y ser inducida a un coma por complicaciones en su cuadro de COVID-19, Karina Gao recibió el alta médica y regresó a su hogar junto a su esposo, Dominique, y sus mellizos de seis años. Sin embargo, la cocinera de Flor de equipo deberá seguir un intenso tratamiento de rehabilitación para tratar las secuelas que el virus dejó en su organismo.
“Una de las secuelas que me dejó, trombosis yugular. Eso más embarazo. Así que aplicando heparina todos los días dos veces. Hasta el fin del embarazo. Son autoaplicables pero yo no me animo”, explicó Gao, que está embarazada de siete meses, en su cuenta de Instagram. Y junto a una imagen de su marido, agregó: "Afortunadamente tengo un enfermero guapo en casa".
Pero además, todavía sufre las consecuencias respiratorias de la neumonía bilateral que la tuvo a maltraer. "Jamás pensé que un día iba a estar así: a esta hora mirando tele", escribió y mostró cómo estaba cumpliendo con el reposo. Además, contó cómo cambió la dinámica familiar. "Esta norma que ahora me acompaña, sobre todo por las dudas: no me dejan sola en casa", expuso. Y detalló: "Hoy viene el kinesiólogo respiratorio. Esa es otra de las secuelas. Tengo que volver a aprender a respitar y a recuperar los pulmones que fueron muy dañados".
Días atrás, la cocinera de origen chino se mostró muy agradecida por la atención que recibió durante su internación y destacó el sistema de salud argentino. "Siempre digo y lo reconfirmo que en Argentina somos afortunados porque tenemos a los mejores médicos profesionales, con la mejor calidez humana. Ellos en este mes, se convirtieron en mi familia y soporte. Gracias, gracias, gracias", escribió en sus redes. Y reflexionó: "Este virus es solitario, te aisla, te aleja de tus seres queridos, te aisla del mundo, pero nada de eso impidió que pueda recibir las energías positivas, rezos y amor por parte de todos".