Jorge Cafrune supo ser uno de los mayores referentes del folklore nacional. Con una carrera musical exitosa desde su juventud, todo se detuvo el 1 de febrero de 1978, cuando murió tras ser atropellado por un joven de 19 o 20 años, llamado Héctor Emilio Díaz. Cafrune falleció con tan solo 40 años de edad, y dejó un sin fin de canciones por tocar y una enorme duda: jamás se pudo saber si en realidad fue o no asesinado.
Las crónicas del día de su muerte reconstruyeron durante años lo que pudo pasar hasta el trágico final. En este artículo, repasamos los principales puntos que se conocieron con los años.
La época más dura
Había llegado unos días antes a Córdoba para prepararse para su regreso al escenario de Cosquín, ya que desde el verano de 1972 no había cantado en la Plaza Próspero Molina. En Radio Nacional de Córdoba estaba prohibido, ya que formaba parte de las listas negras de artistas de la dictadura. "Zamba de mi esperanza" y "El orejano", por ejemplo, son canciones que lo habían convertido en un ídolo de masas y estaban prohibidas en el festival y en el resto del país tras el control del repertorio y la persecución a los cantores comenzaron durante la presidencia de Isabel Perón en 1975, cuando la Triple A empezó a ejercer un poder siniestro y luego el golpe militar del 24 de marzo de 1976.
Cafrune, en ese marco, volvía a tocar en el escenario Atahualpa Yupanqui. Cabe destacar que regresaba de Europa, donde era figura de programas como el de Rafaela Carrá. Desde 1973, disfrutaba de gran proyección internacional. Había tocado en escenarios de prestigio como el Carnegie Hall y el Lincoln Center de Nueva York. Además, vivía en España con su nueva pareja, Lourdes Garzón.
Unos días antes fue demorado por la policía cuando cantó "El orejano" en un festival, al que había sido invitado, en el Paseo Sobremonte. Declaró y lo dejaron libre ese mismo día. Por la noche, compartió un asado con amigos, donde volvió a cantar muchas de esas canciones prohibidas por la dictadura, incluida "Hombre con H".
Después de una ausencia de cinco años en el festival, la vuelta de Jorge Cafrune fue un acontecimiento. En la primera noche del festival Jorge Cafrune pisó el escenario con emoción. "Fue como volver a la casa de mis viejos. Es el lugar donde me hice", dijo en una entrevista posterior al concierto. Abrió con "Luna cautiva", la zamba del cordobés Chango Rodríguez, que había canonizado en la década del sesenta junto a otros clásicos como "Virgen Morenita".
Desde el palco oficial era observado con atención por Lucio Benjamín Menéndez, considerado el principal responsable del "plan sistemático y generalizado de exterminio de la oposición política" aplicado durante la última dictadura cívico y militar (1976-1983) en Córdoba y en otras provincias del noroeste.
Durante la presentación, recordó el sonidista Luis Nogués, a Cafrune se lo llevaron detenido. "Veo que alguien viene corriendo hacia mí. En esos momentos, no me daba cuenta quién era. Después me di cuenta que era un tipo de seguridad. Me dice '¡Apague todo!' y corto el sonido. Los de seguridad subieron al escenario. Se llevaron detenido a Cafrune. Fue un escándalo", afirmó.
La muerte del cantor
La muerte de Jorge Cafrune es hoy un tema con diferentes versiones. De acuerdo a la oficial, el 31 de enero de 1978, mientras cabalgaba hacia Yapeyú en homenaje a José de San Martín, fue embestido por una camioneta rastrojero en la Ruta 27, a la altura de Benavídez. Cafrune sufrió graves heridas y falleció esa misma noche en el Hospital Municipal de Tigre. El hecho fue catalogado como un accidente con una investigación escueta y llena de dudas.
Por el otro lado, muchos sostienen que no fue un accidente, sino un atentado político. Se argumenta que Cafrune era una figura incómoda para la dictadura militar que gobernaba Argentina en ese momento, debido a sus canciones con contenido social y político. Además, por los altercado que había tenido. Se piensa que su muerte también se deba a un asesinato orquestado por sectores económicos poderosos a los que criticaba en sus canciones.
Sin dudas, a 46 años de su muerte, quedan cada vez menos chances de conocer la verdad. Lo cierto es que la época no sólo dejó a Cafrune como su única víctima, sino que la dictadura manejó a a quienes consideraba subversivos de esa forma. Asimismo, cabe destacar que el legado del cantor no murió con él esa noche, sino que se extendió y se volvió un faro para los artistas que decidieron como él no quedarse callados y seguir denunciando a través de la música las injusticias de un sistema represor.