El dengue es una enfermedad viral transmitida por mosquitos que se ha convertido en un problema de salud pública en muchas regiones del mundo. Una creencia común es que el mosquito transmisor del dengue no vuela a grandes alturas, lo que podría llevar a pensar que quienes viven en pisos altos están menos expuestos al riesgo de contraer la enfermedad. Sin embargo, ¿es esto realmente cierto?
La verdad sobre el radio de vuelo del mosquito del dengue
El mosquito Aedes aegypti, principal vector de transmisión del virus del dengue, tiene un radio de vuelo relativamente corto. Según explican expertos epidemiólogos e infectólogos, el máximo que puede volar este mosquito son alrededor de 85 metros. Esto significa que, en general, tiende a permanecer en áreas cercanas a donde se cría y se alimenta.
Sin embargo, este hecho no elimina por completo el riesgo de transmisión del dengue en áreas más altas de los edificios. Como señalan los especialistas y médicos en general, si una persona infectada se desplaza dentro de su entorno, puede llevar consigo el virus y contagiar a otros, incluso a distancias mayores a las que normalmente volaría el mosquito.
La necesidad de alimento y reproducción
Aunque el mosquito del dengue no suele volar a grandes alturas por sí mismo, tiene una necesidad constante de alimento y de encontrar lugares adecuados para poner sus huevos. Esto significa que, si bien es poco común que suba a los pisos superiores de los edificios, no es imposible.
El virólogo Humberto Debat del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) enfatiza que la necesidad de alimento y un lugar para reproducirse puede motivar al mosquito a trasladarse a alturas mayores de lo que normalmente volaría. Por lo tanto, incluso quienes viven en pisos altos no están exentos del riesgo de exposición al dengue.
La importancia de la prevención
Ante la creciente preocupación por el dengue y otras enfermedades transmitidas por mosquitos, es fundamental tomar medidas de prevención en todos los niveles. Esto incluye la eliminación de recipientes de agua estancada donde los mosquitos puedan criar, el uso de repelentes, mosquiteros y ropa protectora, y la fumigación en áreas propensas a la proliferación de mosquitos.
Además, es crucial educar a la población sobre la importancia de mantener limpios y libres de criaderos de mosquitos los espacios habitados. La colaboración comunitaria y la concientización sobre los riesgos del dengue son clave para controlar la propagación de la enfermedad.