Pablo Imhoff, el viajero que cuenta sus aventuras en YouTube y supera en audiencia a los principales canales de noticias del país, está varado en la ciudad de Ushuaia, desde que lo sorprendió la pandemia de coronavirus. El youtuber se disponía a realizar un viaje para llegar a Alaska a bordo de una moto Honda Econo Power de 90 centímetros cúbicos, modelo 1992.
"Pablito viajero", como se llama su canal de YouTube, y como mejor se lo conoce en las redes sociales, es una verdadera estrella de los ámbitos virtuales: 128 mil personas lo siguen en Instagram, y 284 mil son suscriptores en la plataforma de videos. Sus videos alcanzan un nivel de visualizaciones que supera el promedio de rating de los dos canales de noticias más vistos del país.
"Creo que tengo una audiencia muy fiel. No sé bien a qué se debe. Yo siento que me acompañan y me ayudan todo el tiempo. Es una relación muy cercana. Es mutuo, porque yo también creo saber qué les gusta a ellos, cómo son. Todo eso deviene en un estilo de contenidos, en una línea", explicó a la agencia Télam el viajero de 33 años y oriundo de la ciudad santafecina de Santo Tomé.
Imhoff sostuvo que los suscriptores de su canal de YouTube fueron creciendo gradualmente, a la par de sus aventuras, aunque hubo hechos que le significaron un salto de seguidores, como el actual "Proyecto Alaska" que comenzó en enero de este año cuando partió de Santa Fe para llegar, primero, al Fin del Mundo. Según este técnico óptico que a los 27 años decidió cambiar su forma de vida, y que se considera un "estudioso apasionado" de las nuevas formas digitales de comunicación, los contenidos de plataformas como YouTube, le están restando audiencia a los medios tradicionales.
"Los influencers o los youtubers somos más de carne y hueso. La televisión tiene un formato armado. La historia ya está lista. No parece espontánea. Yo muestro el proceso. Cómo las cosas van sucediendo. Si se me pincha la rueda, lo cuento. No armo un personaje. No soy un superhéroe. Ese me parece que es el éxito de las redes", sostuvo.
'Pablito Viajero' resaltó que lo importante en las nuevas plataformas es adaptarse a los lenguajes virtuales, ya que "todo está en cambio permanente y la clave es saber leer las nuevas conductas de las audiencias". "Yo me fui adaptando a eso, lo entendí. Y sigo cambiando siempre, buscando nuevas formas. Me apasiona hacerlo", reconoció.
La grabación, edición y transmisión de sus contenidos es producida íntegramente por él desde su celular. Además cuenta con una cámara GoPro y un micrófono externo. Sólo con esos elementos crea los videos que ven millones de personas. "No tengo producción, ni asistentes, ni supercámaras. Tengo mi celular y mi moto. Eso también identifica mucho a las personas. Las acerca", reflexionó.
Cuando tenía 20 años, Imhoff se fue a estudiar a Rosario: se recibió en cuatro años y empezó a trabajar en un laboratorio, hasta que a los 27 años rescindió el contrato de alquiler de su casa, renunció al empleo y comenzó a viajar. Antes había hecho algunos trayectos previos, aunque en plan de vacaciones, a Chile y al Machu Pichu, y había escrito un libro de viajes junto a su hermano periodista.
Su primer gran salto a la aventura fue "La vuelta a la Argentina", un viaje de tres años en una moto Gilera de 1970. "No somos una familia tuerca, aunque mi padre restauraba motos antiguas. Siempre me gustaron las antigüedades. Las motos antiguas le dan más romanticismo al viaje y le aportan más aventura", contó el viajero que ahora reside temporalmente en Ushuaia.
Imhoff plantea que los desperfectos mecánicos de su vehículo siempre llegan acompañados de gente dispuesta a ayudarlo, y que "detrás de esas personas, hay historias enriquecedoras", por lo que, en definitiva, "viajar en una moto antigua, más que una desventaja, es una gran oportunidad".
Cuando viaja, "Pablito" responde a su deseo personal pero también sabe que cumple la fantasía de muchos: "Me lo dicen todo el tiempo. Estás cumpliendo mi sueño. Yo hubiese querido y no pude, o no me animé. Es una de las cosas que más me dicen. Por eso siento una gran responsabilidad. Porque me doy cuenta de que la gente viaja a través de mis videos", sostuvo el youtuber.
También explicó que contra un mito muy instalado, su vida es la de un trabajador más, que cumple rutinas, hace trámites, y no está de "vacaciones permanentes". "Vivo una vida como la de cualquiera. Con trabajo, con placeres, con disgustos, con alegrías. Solo que en movimiento. En lugar de estar en un lugar, me muevo. Eso no es vacaciones. Es vivir mientras viajo", entiende el dueño de la "Econo", como llama a su motocicleta compañera de aventuras.
Mientras espera el final de las restricciones sanitarias, "Pablito viajero" convive con los fueguinos como uno más, aprovecha para subir contenidos sobre Ushuaia y le revela a Télam su secreto para sumar miles y miles de seguidores todos los días. "Hay que contar una buena historia. Si es en un buen entorno, mejor. Pero la clave es tener una historia y contarla bien. Me parece que eso aplica para cualquier formato, no solo para el digital. Viajar y contarlo. Eso es lo que hago. Eso es lo que soy", concluyó el youtuber.