Los buzos verdes y monos rojos "hechos en Corea" que llevan los personajes del éxito mundial de Netflix "El juego del calamar" han resultado ser un punto brillante antes de Halloween para una industria de la confección surcoreana que ha pasado apuros durante la pandemia.
Una fábrica de prendas de vestir de 500 metros cuadrados en el distrito de Seongbuk de la capital, Seúl, estaba en plena ebullición esta semana, con hilos verdes y rojos que salían de bobinas apiladas de máquinas de coser y fuertes ruidos de golpeteo, en una carrera por cumplir con los pedidos.
"Octubre suele ser un mes lento para la industria de la costura, pero gracias a 'El juego del calamar' y a Halloween, nos apresuramos a coser", dijo a Reuters el propietario de la fábrica, Kim Jin-ja, de 54 años. "Ahora estamos cosiendo 6.000 trajes de color verde azulado para niños y niñas".
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Kim afirma que sus ventas anuales, de 1.500 millones de wones (1,27 millones de dólares), se desplomaron a un tercio de lo que solía fabricar tras el paso de la pandemia del COVID-19. La mayoría de sus pedidos procedían de Japón, pero las restricciones de viaje le obligaron a cerrar en agosto y septiembre.
Ahora espera que los pedidos duren más allá de Halloween y ve más posibilidades de renovar las exportaciones con etiquetas "Hecho en Corea".
La industria de la confección surcoreana había estado en declive incluso antes de la pandemia, con niveles salariales más altos que dificultan la competencia con China, Vietnam o Indonesia.
De las 2.144 empresas manufactureras de Seongbuk, el 70%, es decir, 1.510, son empresas de confección, dijo a Reuters el presidente de la Asociación de Costura Textil de Seúl, Oh Byung-yeol.
"Los dos años con el COVID han sido muy duros para las empresas de moda nacionales", dijo el alcalde de Seongbuk, Lee Seung-ro. "(Pero) 'El juego del calamar', que se ha convertido en una sensación mundial, también ha hecho populares los trajes en el país, lo que ha provocado una avalancha de pedidos".
(1 dólar estadounidense = 1.177,57 wones)
(Reporte adicional de Daewoung Kim; escrito por Sangmi Cha; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)