Hacer ejercicio regularmente no solo es fundamental para mantener un cuerpo saludable y en forma, sino que, según nuevos estudios, también podría ser un aliado para enfrentar los efectos de la resaca. Al practicar una serie de movimientos a diario, el cuerpo genera mayor resistencia y de este modo los efectos del alcohol no se sienten tanto al otro día de ingerirlo.
Las investigaciones indican que una rutina de actividad física moderada podría ayudar a minimizar el impacto de ciertos síntomas post-alcohol, mejorando el bienestar general después de una noche de consumo. Esta información abre una perspectiva diferente sobre el ejercicio, reafirmando su papel en el cuidado integral de la salud.
De acuerdo con el estudio publicado recientemente en la revista Addictive Behaviors, el ejercicio regular podría influir en cómo el cuerpo procesa y elimina el alcohol. Al mejorar la circulación sanguínea y fortalecer el sistema cardiovascular, una práctica constante de actividad física facilita una oxigenación más eficiente de los tejidos, lo que ayuda al cuerpo a deshacerse de toxinas de manera más rápida y efectiva. Además, el ejercicio fortalece órganos clave como el hígado, responsable de metabolizar el alcohol, permitiendo una recuperación más rápida.
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Otro aspecto importante es que el ejercicio estimula la producción de endorfinas, las conocidas “hormonas de la felicidad.” Estas sustancias químicas naturales ayudan a aliviar el malestar y mejoran el estado de ánimo, lo que puede contrarrestar algunos de los síntomas emocionales o anímicos de la resaca. Además, la actividad física puede reducir la inflamación en el cuerpo, uno de los efectos comunes después de beber alcohol, ayudando a disminuir la sensación de hinchazón y malestar general.
¿Cuál es el ejercicio necesario para ver estos beneficios?
No es necesario realizar una rutina extrema para obtener los beneficios del ejercicio en la lucha contra la resaca. Actividades moderadas como caminar, trotar o hacer yoga pueden ser suficientes para mejorar la respuesta del cuerpo ante el alcohol. Los expertos recomiendan un mínimo de 150 minutos de actividad física semanal, distribuida en sesiones de 30 minutos durante cinco días. Este tipo de ejercicio regular y moderado es efectivo para mantener una buena salud y preparar al cuerpo para manejar mejor los efectos del consumo de alcohol ocasional.
Chau gimnasio: el truco para bajar de peso caminando y tener un cuerpo sano y fuerte
Existe una técnica para caminar y quemar grasa corporal, ganar músculo y obtener muchos beneficios más para toda la salud en general. Al contrario de lo que muchas personas creen, no es necesario hacer una gran cantidad de actividad física durante horas en el gimnasio o someterse a dietas restrictivas para alcanzar objetivos, sino que una caminata con la técnica adecuada es más que eficiente.
Caminar no es solamente una actividad física de bajo impacto, sino que tiene múltiples beneficios e incluso puede ser más efectivo que otras actividades más desgastantes. Sin embargo, hay algunos consejos que se deben seguir para optimizar las caminatas al máximo, ya que la técnica es fundamental. Se recomienda caminar al menos 30 minutos por día, aunque con la práctica, podés ir aumentando el tiempo.
1. La velocidad adecuada
La velocidad es muy importante. No es lo mismo caminar extremadamente lento que a un ritmo continuo y sostenido. Joanna Hall, fundadora del sistema de caminata WalkActive, sostiene que el ritmo de los pasos es un factor clave. Caminar al menos a 100 o 120 pasos por minuto mejora los niveles de glucosa y regula la presión arterial.
2. Respiración correcta, atención plena y pies enraizados al suelo
Es fundamental caminar concentrado, ya sea que lo hagas escuchando música o sin auriculares. Lo importante es que estés presente mentalmente mientras caminás, atendiendo a cada uno de los pasos que des. Para esto, al igual que con la meditación, la clave está en la respiración. La respiración correcta es inhalando por la nariz en 2 o 3 segundos, con la boca cerrada, y exhalando también por la nariz en el doble de tiempo, es decir, aproximadamente 4 o 6 segundos. Además, hay que estar atento a las pisadas, a tener el pie completamente enraizado al suelo, estirando bien los dedos dentro de la zapatilla. Por último, no se deben arrastrar los pies.
3. Calzado correcto
El calzado es uno de los pasos más importantes a tener en cuenta. No es lo mismo caminar con unas zapatillas de suela plana que con unas hechas especialmente para caminatas. Esto es fundamental porque los pies sostienen el peso de todo el cuerpo, y si la base de los pies está mal apoyada, toda la columna vertebral se verá afectada, llevando a contracturas, dolores, desviaciones en la columna o incluso lesiones y tropiezos.
4. La superficie por donde se camina
Se aconseja ir variando los lugares de caminata. Primero, podés empezar por caminar sobre una calle asfaltada, con suelo regular, que suele requerir menos esfuerzos. En cambio, en senderos o superficies con pasto muy irregulares o la arena de la playa y las subidas en tierra, la caminata puede dificultarse significativamente.
5. Ir poniéndose desafíos pequeños cada día
Podés empezar dando una breve vuelta de 15 minutos, para luego aumentar a 30 hasta llegar a 1 hora. Lo importante es que no te sobreexijas y escuches tu cuerpo, y si te cansás o sentís alguna molestia, no continuar y retomar otro día. Además, es preferible una caminata breve pero a la velocidad adecuada, que una caminata larga y lenta. Poco a poco, podés probar diferentes terrenos para caminar.
6. Mantenerse hidratado
Por último, pero no menos importante, la hidratación. Mantenerse hidratado antes, durante y después de cada caminata es clave para un mejor rendimiento, para evitar deshidrataciones o para que no te baje la presión. Además, es ideal comer algo antes de caminar, preferentemente un mínimo de 30 o 40 minutos antes, para no tener la comida atorada en la garganta, pero al mismo tiempo tener una reserva de energía para hacerlo sin cansarte.