Una investigación de la Universidad de East Anglia (UEA) y el Laboratorio Marino de Plymouth (PML) hicieron un descubrimiento sorprendente en torno al estudio del Océano Austral. Los detalles del hallazgo que ilusiona a los investigadores a seguir profundizando en los misterios del mar antártico.
Según los resultados de un estudio el Océano Austral absorbe más dióxido de carbono de lo que se creía en el pasado y esto abre un nuevo canal de investigación, ya que aún no se ha podido determinar la magnitud y la variable del flujo de absorción. Hasta ahora, las mediciones realizadas a bordo de buques de investigación y drones a vela desplegados en el océano, determinaron grandes variaciones en las estimaciones. El nuevo estudio publicado por Science Advances utilizó la novedosa técnica de covarianza de remolinos para medir directamente los flujos de dióxido de carbono aire-mar durante siete expediciones.
Además, el estudio indica que es probable que en verano el Océano Austral sea un importante conducto de dióxido de carbono. Por otro lado, resultó difícil conseguir información de mediciones invernales debido a las complejidades para acceder a esa región en esa temporada del año. Para los autores de la investigación esta diferencia se puede explicar considerando las variaciones de temperatura en la capa superior del océano y una resolución limitada.
El Dr. Yuanxu Dong, autor principal del estudio y especialista del Centro de Ciencias Atmosféricas Oceánicas (COAS) y PML de la UEA, remarcó: "esta es la primera vez que se ha utilizado una gran cantidad de observaciones directas del flujo de CO2 aire-mar para evaluar los productos de flujo existentes en el Océano Austral. Nuestros hallazgos proporcionan evidencia observacional directa de que este océano puede absorber más dióxido de carbono de lo que se reconocía anteriormente. La cuantificación precisa de la capacidad de absorción de CO2 del Océano Austral es esencial para evaluar el clima de la Tierra. Sin embargo, es la región con mayor incertidumbre en cuanto a la estimación de su capacidad de absorción de CO2".
"Nuestro estudio reduce esta incertidumbre y mejora la comprensión de la absorción de CO2 en el Océano Austral, y recomendamos que las estimaciones futuras incluyan ajustes de temperatura y reconstrucciones y modelos de mayor resolución", sumó Dong. Por último, los investigadores advirtieron que la cantidad de mediciones de dióxido de carbono en la superficie del océano realizadas en barcos disminuyó considerablemente debido a la pandemia de COVID-19 y a la escasa financiación.
Científicos descubren lo que nadie sabía de las moléculas del agua
La ciencia ha vuelto a sorprendernos con un hallazgo que promete cambiar los libros de texto: las moléculas de agua en la superficie del agua salada se organizan de una manera distinta a la teorizada previamente. Este descubrimiento, emergido de la colaboración entre la Universidad de Cambridge y el Instituto Max Planck para la Investigación de Polímeros, desafía las concepciones tradicionales y abre nuevas vías para entender la química atmosférica y los procesos ambientales.
Así, este estudio ha descubierto que las moléculas de agua en su superficie se organizan de una manera completamente diferente a lo que pensábamos antes. En lugar de agruparse de una sola forma alrededor de los iones (partículas cargadas) como se creía, resulta que hay menos iones justo en la superficie, lo que hace que las moléculas de agua se orienten tanto hacia arriba como hacia abajo. Este hallazgo es muy importante porque nos ayuda a entender mejor cómo funciona el agua en la naturaleza, especialmente en procesos relacionados con el clima y el medio ambiente, como la evaporación del agua del mar, que afecta la química de nuestra atmósfera.
Las reacciones que ocurren en la interfaz donde el agua se encuentra con el aire son cruciales para múltiples fenómenos climáticos y ambientales, como la evaporación del agua de los océanos, que juega un papel vital en la química atmosférica. La comprensión de estos procesos es clave en los esfuerzos para mitigar el impacto humano sobre el clima del planeta. La precisión en nuestro conocimiento sobre cómo las moléculas de agua interactúan en estas interfaces puede tener implicaciones significativas en nuestra capacidad para modelar y prever cambios ambientales.
El método tradicionalmente utilizado para estudiar estas interacciones es la generación vibratoria de frecuencia suma (VSFG), una técnica de radiación láser que permite medir las vibraciones moleculares en las interfaces clave entre el aire y el agua. Sin embargo, esta técnica presenta limitaciones, especialmente al no poder distinguir si las señales son positivas o negativas, lo que complica la interpretación de los resultados.