Stephen Hawking ha sido más que un científico. Ha sido un icono. No ha sido por sus contribuciones a la comprensión del Universo, aunque han sido importantes, que se ha convertido en el científico más famoso de su generación. Ha sido también por sus obras de divulgación de la cosmología, que le sitúan como el autor de ciencia más vendido del mundo. Y sobre todo por cómo decidió vivir su vida al máximo pese a tener una enfermedad neurológica degenerativa que le hurtó primero la capacidad de caminar y después la de hablar, pero nunca la de pensar, de maravillarse ante la grandeza del Universo y de indignarse por las injusticias en la Tierra.
En un mundo lleno de adversidades, Hawking ha sido un referente: un ejemplo de superación que, pese a sus predicciones apocalípticas sobre el futuro de la humanidad, transmite un mensaje de esperanza. A tres años de su muerte, nos proponemos repasar sus principales aportes a la comunidad científica que lo convierten en uno de los mayores referentes del conocimiento en la historia.
Los agujeros negros
Hawking dedicó toda su vida a investigar las leyes que gobiernan el universo. Muchos de sus trabajos giran en torno a los agujeros negros, por lo que no se extrañen al verlos aparecer también en los siguientes puntos.
Un agujero negro es una región del espacio con una cantidad de masa concentrada tan grande que no existe la posibilidad de que algún objeto cercano escape a su atracción gravitacional. La idea de los agujeros negros es muy anterior a Hawking. De hecho, las primeras nociones datan del siglo XVIII, pero fue la teoría de la relatividad general de Einstein, publicada en 1915, la que hizo que estas regiones espaciales empezaran a ser tomadas en serio.
En los años 70, Hawking tomó como base los estudios de Einstein para lograr una descripción de la evolución de los agujeros negros desde la física cuántica. "Creo que mi mayor logro será que los agujeros negros no son completamente negros", dijo el físico a la BBC.
Y continuó: "Efectos cuánticos hacen que brillen como cuerpos calientes con una temperatura que es más baja cuanto más grande sea el agujero negro. Este resultado fue completamente inesperado y mostró que existe una profunda relación entre la gravedad y termodinámica".
La radiación de Hawking
Según Hawking, los efectos de las física cuántica hacen que los agujeros negros brillen como cuerpos calientes, de ahí que pierdan parte de su negritud. En 1976, siguiendo los enunciados de la física cuántica, concluyó en su "teoría de la radiación" que los agujeros negros son capaces de emitir energía, perder materia e incluso desaparecer.
Por eso, cuando en 2008 se inauguró el Gran Colisionador de Hadrones (LHC por su sigla en inglés) en las afueras de Ginebra, se generó una alta expectativa de que el acelerador de partículas pudiera crear agujeros negros microscópicos y así probar las ideas de Hawking.
Confirmación del Big Bang
El trabajo que hizo Hawking sobre los agujeros negros ayudó a probar la idea de que hubo una Gran Explosión o Big Bang al principio de todo. Aunque había sido desarrollada en la década de los 40, la teoría del Big Bang aún no había sido aceptada por todos los cosmólogos.
Sin embargo, en colaboración con el matemático británico Roger Penrose, Hawking se dio cuenta de que los agujeros negros eran como el Big Bang al revés. Por lo tanto, según el físico, las matemáticas que había usado para describir los citados agujeros negros también servían para describir el Big Bang.
Uniendo todos estos conceptos, una de las afirmaciones más atrevidas de Hawking fue considerar que la teoría general de la relatividad de Einstein implicaba que el espacio y el tiempo tuvieron un principio en el Big Bang y tienen su fin en los agujeros negros.
La teoría del todo
Fue quizá su "teoría del todo", que sugiere que el universo evoluciona según leyes bien definidas, la que atrajo la mayor atención. "Este conjunto de leyes puede darnos las respuestas a preguntas como cuál fue el origen del universo", declaró Hawking.
"¿Hacia dónde va y tendrá un final? Y de ser así, ¿cómo terminará? Si encontramos las respuestas a estas preguntas, entonces conoceremos la mente de dios", prometió.
Breve historia del tiempo
Pese a la complejidad de todos estos conceptos, Hawking hizo un gran esfuerzo por difundir la cosmología en términos fáciles de comprender para el público general. Su libro "Una breve historia del tiempo", publicado en 1988, vendió más de 10 millones de copias en el mundo.
Aun así, el físico era consciente de que las ventas no se traducían directamente en lecturas completas y años después publicó una versión más breve y fácil de comprender.
El gran talento de Hawking, que para muchos le hizo merecedor de un premio Nobel que no le llegó en vida, fue haber combinado campos diferentes pero igualmente importantes de la física: la gravitación, la cosmología, la teoría cuántica, la termodinámica y la teoría de la información.