Hay una infinidad de mitos y creencias populares sobre lo que ocurre con los seres humanos después de la muerte. A lo largo de los años, estas teorías fueron romantizadas en la literatura y el cine, e incluso se convirtieron en "verdades" morbosas que circulan con facilidad. Sin embargo, con el avance de la tecnología, la ciencia pudo confirmar que una de las hipótesis que se tejieron es totalmente falsa.
Tiene que ver con qué ocurre con el cabello y las uñas una vez fallecido. Una de las representaciones más emblemáticas de esta idea aparece en la novela Sin novedad en el frente (1929) de Erich Maria Remarque, donde describe cómo las uñas de un soldado muerto se alargan y se retuercen bajo tierra, mientras que el cabello crece desmesuradamente, como si fuera pasto. Este tipo de narraciones contribuyeron a fomentar el mito del crecimiento post mortem.
Además, a lo largo del tiempo, la creencia fue reforzada por varios medios, incluyendo un famoso episodio televisivo en los años 70, cuando Johnny Carson, el presentador de The Tonight Show, hizo una broma sobre cómo las uñas y el cabello “seguían creciendo durante tres días después de la muerte”. Aunque Carson lo dijo en tono humorístico, su comentario caló hondo en el público y, por muchos años, el mito siguió circulando con fuerza. Sin embargo, la ciencia demostró que esta creencia no tiene base.
Qué dijeron los especialistas sobre el crecimiento de pelo y uñas post mortem
Especialistas en dermatología y medicina forense coinciden en que el crecimiento post mortem de cabello y uñas es, sencillamente, una ilusión. En lugar de un crecimiento real, este fenómeno tiene que ver con el proceso de descomposición del cuerpo y los cambios que se producen en la piel tras la muerte. Al fallecer, el cuerpo deja de producir células nuevas, lo que pone fin a cualquier tipo de crecimiento. Sin embargo, es posible que el cambio en la apariencia de las uñas y el cabello sea el resultado de la deshidratación de los tejidos. Cuando el cuerpo empieza a descomponerse, los tejidos blandos pierden humedad y se retraen, lo que puede dar la impresión de que las uñas y el cabello se alargan, cuando en realidad no es así.
El proceso de descomposición es complejo y consta de varias fases. En las primeras horas tras el fallecimiento, el cuerpo comienza a desintegrarse a través de un proceso llamado autólisis, en el que las propias enzimas del organismo empiezan a descomponer las células debido a la falta de oxígeno. Este fenómeno es seguido por la putrefacción, en la que las bacterias descomponen los tejidos blandos, liberando gases y fluidos que provocan la hinchazón y otros cambios visibles. Uno de los efectos de la descomposición es la retracción de la piel, lo que genera la falsa impresión de que el cabello y las uñas siguen creciendo.
Para que las uñas y el cabello crezcan, deben estar presentes procesos metabólicos activos, como la producción de queratina por las células madre de los folículos capilares y las bases de las uñas. Después de la muerte, el sistema circulatorio deja de funcionar, por lo que las células ya no reciben oxígeno ni nutrientes. Sin este suministro vital, las células mueren rápidamente y cualquier posibilidad de crecimiento cesa.