En los últimos años, China se convirtió en una de las mayores potencias mundiales en muchos ámbitos. Su capacidad de inversión y desarrollo con megaproyectos la transformaron en una referencia en materia tecnológica. Ahora el gobierno chino anunció su intención de ampliar su programa de lluvia o nieve artificial para cubrir unos 5,5 millones de kilómetros cuadrados para 2025, lo que implicaría casi el 60% de su territorio.
Si bien Beijing es una de las ciudades con más contaminación en el mundo, desde hace ya unos años que cada gran celebración que se realiza en la capital china se lleva a cabo con un inmejorable clima. Obviamente, no es una casualidad. China lleva un buen tiempo utilizando esta tecnología para manejar el clima a su antojo, pero el fuerte incremento en el área que planean impactar con su tecnología hizo crecer la preocupación de países como Taiwán e India, que se preguntan por el impacto ambiental y las posibles tensiones regionales que acarreen estas medidas.
Según un comunicado del Consejo de Estado de China, el plan consta de tres objetivos: abarcar el área de lluvia o nieve artificial a 5,5 millones de kilómetros cuadrados para el 2025; que para ese mismo año el área protegida por las operaciones de prevención de granizo llegue a más de 580 mil metros cuadrados; y que para el 2035, se alcance un "nivel global avanzado" por la innovación en la investigación y tecnologías claves, y por la mejora de la "prevención exhaustiva de los riesgos de seguridad".
Además, el programa prevé ser útil en la asistencia de catástrofes, la producción agrícola, la respuesta ante incendios forestales y pastizales como también trabajar en contra de las sequías. En Gansú (al norte de China) ya se está aplicando con enormes drones. La agencia oficial de noticias Xinhua compartió un video con el vuelo inaugural del Ganlin-1 ("dulce lluvia", según su traducción al castellano).
La "siembra de nubes" es un procedimiento mediante el cual se rocían las nubes con sustancias como yoduro de plata para que se produzcan precipitaciones. Según expertos de la Universidad de Pekín, más de 50 mil municipios chinos utilizan esta tecnología habitualmente para evitar las inclemencias climáticas y daños en los cultivos.
La preocupación de los vecinos
Distintos vecinos del gigante asiático se muestran cautelosos respecto a lo que puede implicar el desarrollo de esta tecnología. Por ejemplo, los indios temen que China aplique esta "siembra de nubes" de manera masiva, lo que podría impactar en el monzón de verano en India. Mientras que desde Taiwán señalan que la falta de coordinación en la manipulación del tiempo puede llevar a acusaciones de "robo de lluvias" entre países.