La fotógrafa Letizia Battaglia, cuyo valiente trabajo de documentación del dominio de la mafia en su Sicilia natal era a la vez escalofriante y conmovedor, falleció a los 87 años.
Battaglia, que murió a última hora del miércoles en Palermo, la capital siciliana, fotografió las brutales guerras de la Mafia de las décadas de 1980 y 1990, mostrando asesinatos políticos y cadáveres en charcos de sangre en las aceras o abandonados en el arcén de una carretera rural.
Fue igualmente famosa por las imágenes que mostraban el impacto de la Mafia en los sicilianos, desde un niño que jugaba a ser "sicario" llevando una media de nylon sobre la cara y sosteniendo una pistola de juguete hasta una viuda afligida de una víctima de la Mafia en un funeral.
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"Hice lo que pude para sacudir las conciencias mostrando no sólo las muertes violentas sino también la pobreza causada por la Mafia", dijo una vez Battaglia.
"Documentó las atrocidades de la Mafia mucho antes de que fuera popular o seguro hacerlo", escribió Alexander Stille, autor de "Excellent Cadavers", un libro de referencia sobre la Mafia, en la New York Review of Books en 1999.
Entre sus otros trabajos, Battaglia documentó lo que los italianos llamaban "Sicilia bene", el mundo de la alta sociedad de su isla natal, compuesto por personas ricas e influyentes, cuyos miembros tenían a menudo vínculos con la política y el crimen organizado.
Sus archivos, con más de medio millón de fotos, eran tan extensos que los investigadores de la policía los consultaron una vez para saber quién había asistido a un mitin político décadas atrás. Formaban parte de lo que ella llamó en su día "un archivo de sangre".
Activista que trabajó para salvar los barrios barrocos más antiguos de Palermo de los promotores inmobiliarios, abogó por los derechos de las mujeres y fue varias veces concejal de Palermo y miembro de la Asamblea Regional de Sicilia en las décadas de 1980 y 1990.
(Reporte adicional por Crispian Balmer; Editado en español por Vicente Valdivia)