Cada 13 de marzo recordamos un hecho trascendente en la historia de la exploración espacial y la astronomía: el día en que la misión Apolo IX completó su viaje, un hito que demostró ser crucial para el eventual alunizaje del hombre. Este evento no solo marcó un antes y un después en nuestra forma de ver el espacio, sino que también sentó las bases para las futuras misiones lunares de la NASA. A continuación, te explicamos la importancia de esta misión y los detalles que la convirtieron en un capítulo fundamental de la carrera espacial.
¿Cuál era la misión del Apolo IX?
En 1969, la misión Apolo IX se inscribió en los anales de la NASA como la tercera misión espacial tripulada dentro del emblemático programa Apolo, siendo además la segunda en ser propulsada por el potente cohete Saturno V. Lo que la distinguía de sus predecesoras era la primera combinación en el espacio del módulo de mando y servicio (CSM) con el módulo lunar (LM), un ensayo general para el gran objetivo de aterrizar en la Luna. La tripulación, compuesta por el comandante James McDivitt, el piloto del módulo de comando David Scott y el piloto del módulo lunar Rusty Schweickart, dedicó diez días a orbitar la Tierra, tiempo durante el cual pusieron a prueba elementos críticos para el éxito de futuros alunizajes.
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Entre las numerosas primicias de Apolo IX, se destacan el primer vuelo con tripulación de un LM, la realización del primer acoplamiento y extracción de este módulo, y una caminata espacial para dos personas. Estas operaciones no solo demostraron la viabilidad del LM para el vuelo espacial tripulado, sino que también prepararon el terreno para la misión Apolo 10, la cual afinaría aún más los procedimientos de aterrizaje lunar. El regreso triunfal de la tripulación a la Tierra el 13 de marzo selló el éxito de una misión que probaría ser un pilar en la conquista del espacio.
Originalmente designados para una misión diferente, McDivitt, Scott y Schweickart se encontraban entrenando intensamente cuando la tragedia golpeó al programa Apolo con el fatal incendio de Apolo 1. Este suceso trágico, lejos de detenerlos, reafirmó su compromiso con la exploración espacial, llevándolos a ser los protagonistas de una de las misiones más complejas hasta la fecha. Los desafíos técnicos superados y los ensayos realizados en órbita terrestre baja fueron fundamentales para demostrar que era posible el viaje a la Luna.
La importancia de la misión del Apolo IX
La misión no solo se destacó por sus avances técnicos, sino también por la camaradería y el espíritu de equipo mostrado por la tripulación, quienes nombraron sus naves "Spider" y "Gumdrop", apodos que reflejan el ingenio y la humanidad detrás de esta gran empresa. Los esfuerzos de McDivitt, Schweickart y Scott, junto con el apoyo de un dedicado equipo en tierra, permitieron que Apolo IX cumpliera con todas sus metas, probando que el módulo lunar estaba listo para llevar a la humanidad a la superficie lunar.
Su exitoso vuelo demostró la efectividad de las técnicas de acoplamiento en el espacio, las operaciones de caminata espacial y las maniobras de atraque, componentes todos cruciales para el éxito de las misiones lunares subsiguientes. El módulo de comando de Apolo IX se encuentra todavía hoy en exhibición en el Museo del Aire y el Espacio de San Diego.