Un grupo de investigación liderado por el japonés Kohei Ichikawa (Universidad de Tohoku, Japón) descubrió por accidente un agujero negro que se acerca al final de su vida. La mayoría de los agujeros negros descubiertos hasta el presente están en una fase brillante, llamada Núcleo Galáctico Activo (AGN), en la cual absorben el material de sus alrededores, pero los especialistas se encontraron con una sorpresa en la galaxia ARP 187.
Los agujeros negros supermasivos (SMBH, su sigla en inglés) ocupan el centro de las galaxias, con masas que van entre un millón y 10 mil millones de veces la del sol. A través de la observación de imágenes de radio en la galaxia ARP 187, los investigadores encontraron señales típicas de un AGN. Sin embargo, no encontraron señal desde el núcleo, lo que indica que la actividad del AGN podría ya estar silenciada.
Tras usar dos observatorios astronómicos (ALMA en Atacama, Chile y VLA de EEUU), los estudiosos analizaron más profundamente los datos de múltiples longitudes de onda y hallaron que no se observaba ninguno de los indicadores de un AGN de menor escala, mientras que los de mayor escala eran brillantes. Ello se debe a que el AGN se había apagado recientemente, dentro de los últimos 3 mil años.
A través del satélite NuSTAR de rayos X de la NASA, pudieron descubrir que el núcleo de este agujero negro está completamente muerto. A la vez, los hallazgos indican que la muerte de un AGN ocurre dentro de una escala de 3 mil años, y el núcleo se vuelve mil veces más débil durante los últimos 3 mil años.
Una vez que el AGN se apaga se debilita porque también se apagan sus suministros de, por ejemplo, fotones, por lo que no representaría riesgo alguno para las galaxias vecinas como la Vía Láctea. De todos modos, la región de gas ionizado a gran escala todavía es visible, ya que los fotones tardan unos 3.000 años en llegar al borde de la región en un fenómeno conocido como eco de luz.
Kohei Ichikawa, primer autor del informe presentado ante American Astronomical Society, asegura que esto es sólo el primer paso y que seguirán investigando la muerte de los AGN. “Buscaremos más AGN moribundos usando un método similar al de este estudio. También obtendremos observaciones de seguimiento de alta resolución espacial para investigar los flujos de entrada y salida de gas, que podrían clarificar cómo se ha apagado la actividad del AGN”, manifestó.
¿Cómo es un agujero negro?
Los agujeros negros son los restos fríos de antiguas estrellas, tan densas que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, es capaz de escapar a su poderosa fuerza gravitatoria. Eventualmente consumen todo el material que los rodea y se forman a través de ráfagas de rayos gamma vinculados a las explosiones de estrellas enormes (supernovas), cincuenta veces más grandes que nuestro Sol. Las ráfagas de estos rayos evolucionan y pasan de ser una estrella moribunda a un agujero negro.
Los agujeros negros generan un fuerte campo magnético que, inicialmente, controla las citadas emisiones de chorros de energía. Cuando el campo magnético desaparece, la materia toma las riendas del proceso y comienza a dirigir la actividad de los chorros de energía. Esas emisiones de energía están controladas tanto por la materia, como por el campo magnético.