Una nueva exposición inaugurada en Londres explora cómo se basó Francis Bacon en fotografías de animales, como el grito de un chimpancé, para sus representaciones, a veces inquietantes, de personas.
Bacon —cuya niñez transcurrió en Irlanda en el seno de una familia inglesa— fue uno de los artistas más aclamados del siglo XX, conocido por su idiosincrásica aproximación a la figura humana.
La exposición, en la Royal Academy of Arts, pretende mostrar cómo el pintor , que falleció en 1992 a los 82 años, creía que se podía difuminar la línea entre los seres humanos y los animales, así como sus formas e instintos.
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"Él creía fundamentalmente que, bajo la delgada capa de civilización, todos somos animales, formamos parte del reino animal", dijo a Reuters el director de exposiciones de la Royal Academy of Arts, Andrea Tarsia.
Bacon, hijo de un criador de caballos que realizaba viajes a Sudáfrica para observar la vida salvaje, estudió fotografías de animales para inspirarse.
"Es muy conocido por sus figuras gritonas de cabezas inclinadas hacia atrás con bocas abiertas y esta especie de grito silencioso y poderoso que parece emanar de sus pinturas, que se deriva directamente de una fotografía de un chimpancé que utilizó como material de partida", dijo Tarsia.
La exposición abarca los 50 años de carrera de Bacon, con lienzos tempranos y sus obras finales, junto con un trío de pinturas taurinas que se expondrán juntas por primera vez.
"Francis Bacon: Hombre y bestia" ("Francis Bacon: Man and Beast") estará abierta del 29 de enero al 17 de abril.
Con información de Reuters