Un grupo de investigadores publicó el viernes pasado un estudio en la prestigiosa revista científica Science que indica que en apenas 28 años de vida, un mamut lanudo podía caminar el equivalente a casi dos vueltas a la Tierra. Es la primera vez que una investigación ofrece información sobre cuánto caminó uno de estos mamíferos proboscídeos. La cantidad de kilómetros que recorrió un mamut a lo largo de su vida hace unos 17.100 años fue calculado mediante un análisis isotópico de las distintas capas de sus colmillos.
En la cultura popular estaba bastante instalado que los mamuts se trasladaban grandes distancias, aunque los especialistas no sabían por qué estos animales gigantes recorrían distancias tan largas, dado que para ser un animal tan grande debía gastar mucha energía para esos viajes. Un grupo internacional de expertos llegó a la conclusión de que un ejemplar de mamut vivió aproximadamente 28 años durante la última glaciación y que en ese tiempo caminó el equivalente a "dar la vuelta al planeta casi dos veces".
Para concluir esto, los investigadores muestrearon un colmillo de 1,7 metros de largo en 400.000 fragmentos para analizarlos en un microscopio. Los anillos anuales del colmillo del mamut son semejantes a los de los árboles, lo que les permitió analizar las proporciones de isótopos de estroncio y oxígeno que se rastrearon en la pieza. Los científicos tomaron estos elementos encontrados y los combinaron con los mapas que predecían las variaciones de los mismos isótopos en distintos sectores de Alaska.
El modelado que realizaron estos especialistas ofrece la primera prueba de que estos paquidermos podían caminar tanto. Si bien los expertos no pudieron determinar con claridad si el mamut migraba en función de las estaciones, sí lograron esclarecer las grandes distancias que cubrían. "Visitó muchas partes de Alaska en algún momento de su vida, lo cual es bastante asombroso cuando se piensa en lo grande que es esa área", aseguró Matthew Wooller, paleoclimatólogo y autor principal del artículo publicado el viernes pasado en la revista científica Science.
"Desde el momento en que nacen hasta el día en que mueren, tienen un diario y está escrito en sus colmillos", explicó el paleontólogo Patrick Druckenmiller, director del Museo Universitario del Norte, en cuya colección se encuentra el espécimen estudiado. El ADN que quedó preservado en los tejidos del colmillo también permitió sumar un dato adicional al análisis realizado por el grupo internacional de expertos: se trataba de un macho relacionado con el último grupo de su especie que vivió en Alaska continental.