El Hippocampus Patagonicus, más conocido desde 2004 como Caballito de Mar Patagónico y que habita en las aguas de la bahía de la localidad rionegrina de San Antonio Oeste, se encuentra en peligro de extinción a causa del comportamiento humano que desarrolla procesos industriales, pesqueros y turísticos en el área natural protegida que también contiene a Las Grutas y El Puerto del Este.
La población de caballitos de mar está siendo cada vez más afectada por la presión del comportamiento humano con "el desarrollo de procesos industriales por parte de la empresa Alcadis de la Patagonia (Alpat), las empresas pesqueras que muchas veces arrojan residuos al agua, la urbanización que desplaza áreas naturales y la visitas de turistas que se dio durante los últimos años", precisó Luzzato.
Todo eso hace que el hábitat de estos animales se vaya desplazando, y que la población de la especie disminuya de manera alarmante, según estimó, "durante los últimos diez años se redujo en un 90%". Para el municipal, "el primer factor que afecta la existencia del caballito es la pesca, porque no es como cualquier pez al que se le puede diagramar una estrategia de pesca, cuando se levanta uno ya no quedan más, entonces la densidad poblacional disminuye automáticamente".
Según explicó, al caballito se lo puede encontrar durante las mareas bajas cuando el agua llega a los tobillos, en cambio en otros lugares del norte se los encuentra a unos 20 o 30 metros de profundidad.
La distribución territorial es desde la Bahía de San Antonio hasta Río de Janeiro, y las principales características físicas es que tienen la cabeza a 90° respecto del cuerpo, y la cola es una modificación de la aleta caudal de los peces comunes, con la que se sujeta a los sustratos.
Otro problema es que al ser tan grandes y habitar aguas poco profundas, tienen pocas probabilidades de camuflarse y son más visibles para la gente que suele recorrer la zona. En la costumbre local se los saca del agua y una vez que el caballito de mar muere, se seca al sol para que conserve el aspecto y se los integra a alguna artesanía, en el mercado son más apreciados y valiosos, llama mucho la atención a los turistas.
El municipio local durante el último verano lo declaró "Monumento Natural", la máxima categoría de conservación que puede tener una especie animal. Y desde la provincia desde hace pocos días se lo está protegiendo, mediante un proyecto ingresado por los legisladores Marilin Gemignani y Facundo Montesino Odarda, al parlamento rionegrino.