En el día en que el Congreso le dio media sanción al aborto legal y minutos antes de que comience el mundial de Rusia, el Gobierno publicó los condicionamientos que acordó con el FMI, que superan incluso las proyecciones de ajustes de la City porteña. Mauricio Macri se comprometió a eliminar el déficit fiscal para 2020 y generar superávit desde ese año, cuando ya termina su mandato.
El memorando de entendimiento firmado por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, admite que los afamados "brotes verdes" que promete Cambiemos desde su asunción no llegarán. El documento establece que el crecimiento se sitúe entre el 0,4% y el 1,4% para este año y del 2% para el próximo, ante un recorte sustancial de la obra pública, el principal motor de la economía macrista.
Por exigencia del FMI, el Gobierno debió entregar su única gran carta para recortar erogaciones mientras recupera la actividad: las obras de participación público-privadas (PPP). El organismo que conduce Christine Lagarde obliga a que las infraestructuras financiadas por el Estado sean contabilizadas como gasto público, lo que reducirá las ejecuciones. Las grandes financieras apostaban a que este sea el caballo de batalla de Macri para generar empleo a través de las compañías, y un enorme negocio del que sumarse.
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También pasarán a considerarse gasto los proyectos de inversión prioritarios (PIP), que eran contabilizados por fuera del resultado primario por tratarse de obras estructurales indispensables para el país. Todas estas modificaciones, sumadas a las nuevas olas de despidos y recortes de planes sociales serán los que, según el acuerdo técnico, recortarán el déficit fiscal para llevarlo a cero en 2020. La hipótesis se sustenta en los supuestos neoclásicos de que no se generará una recesión tal que también disminuyan los ingresos del Tesoro, lo que se dará en los hechos y dificultará que se equilibren las cuenta públicas.
A pesar de que Dujovne y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, habían anunciado dos semanas atrás el levantamiento de la meta de inflación para 2018, el Fondo ordenó su reinstalación. Esto tomó desprevenido al negociador argentino, quien decidió no hacer estimaciones, sino utilizar el promedio de las de las consultoras, que subestimaron constantemente las alzas de precios. Por esto, el ministro se comprometió a que el objetivo de este año será igual o inferior a las expectativas actuales del mercado (REM), del 27%, y del 17% para 2019, 13% para 2020 y recién un dígito en 2021, cuando sea del 9%.
"Para conseguir esto es importante que las paritarias de este año queden por debajo del 25%, para que el componente más importante de la economía contenga la inflación", explicó Martín Kalos a El Destape. Con el cambio de fórmula previsional, que están atadas al sueldo, esto también disminuirá las jubilaciones. "El salario y los haberes son las variables de ajuste más importantes, y la decisión del Gobierno se da a costa de una reducción sustancial del poder adquisitivo de los trabajadores y de los adultos mayores", precisó el economista.