Por Maite Durietz, Lic. en gerenciamiento ambiental, especialista en sustentabilidad y consultora B (@unaovejaverde).
El verano es la época perfecta para descansar y disfrutar de la naturaleza. Pero, con él vienen asociados algunos impactos negativos en el ambiente. Para minimizarlos es importante prepararnos y contar con información confiable. Un verano más sostenible es posible si respetamos el entorno en el que vivimos. Algunas recomendaciones:
* El uso energético
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Como primera estrategia para mantener los ambientes frescos, lo ideal es abrir las ventanas y generar una ventilación cruzada en el espacio donde estemos. No hay mejor solución que aprovechar el recurso del viento. Las cortinas son muy efectivas para evitar que entre el calor. Lo ideal es cerrarlas a la noche antes de acostarse, evitando un efecto de invernadero desde la mañana en nuestras casas, y volver a abrirlas una vez que ya no de directo sobre la ventana, si es que queremos.
Si esto no es suficiente, podemos optar por un ventilador que tiene un impacto menor al uso del aire acondicionado. Si decidimos utilizar el aire es importante mantener el aislamiento térmico, cerrando las puertas y ventanas, y fijar la temperatura en 24 grados. Esto permite un ahorro de hasta el 8% de consumo eléctrico.
* Protectores y repelentes
Dos elementos que no faltan en nuestro bolso durante el verano. Muchos de los componentes de los protectores y repelentes tradicionales son nocivos para nuestra salud y la del ambiente. En ambos casos, primero es recomendable optar por la prevención. Para el sol, no exponerse de manera directa de 11 a 16 hs, usar gorro, telas finas y frescas pero que cubran la piel. Y para el repelente, usar protectores físicos, como mosquiteros, e implementar estrategias naturales para ahuyentar a los mosquitos como plantar lavanda. A la hora de elegir un protector, es preferible usar protectores físicos, que la piel no absorbe, y evitar parabenos, petrolatos, sulfatos, siliconas, colorantes y fragancias sintéticas en su composición. Si vamos a usar repelentes en la piel, podemos elegir opciones naturales y biodegradables, con aceite de citronela, canela, tomillo, tea tree, neem, menta griega o piperita. Los aceites de eucalipto y de limón sirven para repeler, pero también para aliviar las picaduras.
* Transporte
Siempre que podamos caminar o andar en bici, va a ser la mejor alternativa. Si necesitamos trasladarnos de otra forma, de ser posible es recomendable hacerlo por tierra, para reducir la huella de carbono, y siempre mejor si compartimos, ya sea mediante el uso del transporte público o la práctica cada vez más popular del carpooling.
* Respetar el entorno
Piedras, caracoles y otros recursos, forman parte de un ecosistema y cumplen una función determinada. Si cada uno de nosotros se lleva una parte, rompemos ese equilibrio. Dejalos donde pertenecen.
Evitar dejar residuos en la naturaleza. Especialmente residuos peligrosos como las colillas de cigarrillo, que pueden contaminar miles de litros de agua y causar estragos en la naturaleza. Es nuestro deber mantener limpio el lugar que habitamos.
* No despilfarrar el agua
Como consecuencia del cambio climático y las variaciones del clima, hemos atravesado intensos períodos de sequías y olas de calor. En este contexto, se evidencia la importancia de la conservación del agua. Evitar bombuchas, "manguerazos", y cualquier actividad que implique un desperdicio de agua por diversión. Darnos duchas cortas, cerrar las canillas cuando no sean necesarias y mantener limpias las piletas, entre otras acciones, pueden ayudarnos a disminuir el derroche de este recurso esencial para la vida.
Podemos disfrutar del verano cuidando al ambiente y pensando en nuestro bienestar y el de las futuras generaciones.
Con información de Télam