El 30 de abril de 2011 moría Ernesto Sábato, a menos de dos meses de cumplir 100 años. Su legado abarca la escritura, la física y la pintura.
Aunque se preparó para dedicarse a la física, su acercamiento al movimiento surrealista torció su destino y terminó por darle rienda suelta a su inquietud como autor.
Su obra narrativa incluye tres novelas que marcaron la literatura argentina: El túnel, Sobre héroes y tumbas, y Abaddón el exterminador.
Fue el segundo argentino galardonado con el Premio Miguel de Cervantes, luego de Jorge Luis Borges, con quien mantuvo una tensa enemistad por casi 20 años por razones políticas.
El retiro de la actividad literaria coincidió con el agravamiento de sus problemas de la vista, por lo que dejó de leer y escribir por prescripción médica, para dedicarse a la pintura.
Entre los años de 1983 y 1984, Sábato presidió la CONADEP, cuya investigación, plasmada en el libro Nunca más, abrió las puertas para el juicio a las juntas militares de la dictadura militar en 1985.