Economista - "Estudio Bein & Asociados"
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La inflación está moderando suavemente su tendencia, ya que en el relevamiento minorista de nuestro estudio octubre arroja un 1,8%, con una proyección del 33% para el cierre del año. Este es un relevamiento de Capital Federal y algunas áreas del Gran Buenos aires, por lo que no se asemeja a un índice de precios al consumidor nacional y urbano (IPC-NU), como el del Indec. Pero aunque no es comparable, marca una tendencia a la baja.
Suponemos que noviembre, que es un mes de tradicionalmente baja inflación, podría llegar a tener un valor parecido o inferior al de octubre.
No obstante, para que pueda reducirse la inflación se requiere de un abordaje integral y de mediano plazo. No hay atajos que permitan bajar el ritmo del alza de los precios, que este año fue más alto por la devaluación de enero.
En 2013, cuando el tipo de cambio se movió 32%, la inflación fue del 25%. Este año la divisa se movió 38%, por lo que los precios van a subir más. Es que antes de la devaluación, la inflación era más baja. Por ello, uno no puede hablar solo de inflación sino que también tiene que incluir en la discusión a la política cambiaria.
La inflación de costos de las compañías productoras de alimentos, orientadas al mercado interno y de exportación, siempre resulta en un intermedio entre el tipo de cambio y la evolución sus costos internos.
Un abordaje integral requiere un dólar bajo control y que la política de ingresos se encuentre consensuada, lo que requiere de un consenso y de un acuerdo político. Cuando la inflación es del 35%, los empresarios no quieren perder ganancias ni los trabajadores salario. Por ello tiene que haber un acuerdo entre las dos partes y el Estado para poder tener éxito.
Este abordaje debería llevar en alrededor de 4 años al alza de precios a un valor por debajo del 1% mensual. Además, requiere ingredientes de política monetaria y fiscal. Es vital una tasa de interés en pesos que remunere los ahorros de los asalariados, por un lado; y por otro de una política fiscal que puede ser expansiva, pero que debe cumplirse una regla: que el gasto primario crezca un par de puntos debajo de la recaudación de impuestos.