Hidrocarburos: la ley urgente que nadie va a derogar

05 de noviembre, 2014 | 13.00

Por Diego Genoud
Especial para "El Destape"

Miguel Galuccio podría haber sido -y todavía puede ser- el CEO de YPF elegido por Mauricio Macri. El ingeniero en petróleo que Cristina Fernández designó después de la expropiación de 2012 es un defensor de la industria y acaba de tender una alfombra roja para que las inversiones lleguen antes de que la Presidenta complete su mandato: concesiones que van a durar hasta 2050 y 2060, regalías con tope del 12%, 20% de libre disponibilidad de reservas a partir del tercer año y una baja en el monto mínimo de la inversión necesaria -de 1000 a 250 millones de dólares- para acceder a todos esos beneficios. La ley que el "Frente Derogador" opositor no va a derogar.

A Macri le cierra por todos lados y lo dejó en claro en el encuentro reservado que tuvo junto a los economistas del PRO con Galuccio y la conducción de YPF, antes de la sanción de la ley en el Congreso. En esa cita, el único detractor fue Federico Sturzenegger que publicó después una columna que generó cortocircuitos en el macrismo porque afirmó que se trata del "mayor error de la democracia" que, según estima, regala más de 300.000 millones de dólares a las empresas que inviertan en Vaca Muerta.

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La sanción de la nueva ley de Hidrocarburos que da de baja la de 1967 debería haber llevado varios meses -o años- de discusión pero se aprobó en dos semanas. Cierra un círculo de entre 20 y 25 años en los que Argentina rifa el recurso estratégico del petróleo pero además corona el ascenso político del entrerriano que apuesta todo lo que tiene a aumentar la producción y recuperar el autoabastecimiento energético, como sea.

Con mayor conocimiento de la industria que Julio De Vido y más afinidad por las multinacionales que por asociaciones con PDVSA o Petrobras, Galuccio despliega un aceitado esquema de comunicación que le permite aprobar una ley para 50 años casi sin recibir cuestionamientos. Pese a que es el representante de una empresa privada de capital mixto, fue el encargado de defender el proyecto del gobierno en el Congreso. La nueva secretaria de Energía Mariana Matranga se ubicó en un discretísimo segundo plano, como una forma de blanquear el aval de Axel Kicillof ante el proyecto de Galuccio: finalmente el ministro también es un hijo de la urgencia macroeconómica y se desvive por volver a los mercados cuanto antes.

Como la de Sergio Berni en Seguridad, la política de Galuccio es aclamada en voz baja por la gran oposición. Salvo el bloque del Frente de Izquierda y el diputado Claudio Lozano en el Congreso no se escucharon críticas. Aunque la ley es de lo más menemista que generó el gobierno en 11 años, la queja opositora fue por la herencia avasallada del riojano: el mandamiento neoliberal de la constitución de 1994 que le otorga a las provincias el dominio sobre los recursos naturales y genera gobernadores ricos que se lanzan a la aventura presidencial en forma cíclica.

La ley extiende los beneficios del "decreto Chevron" de julio pasado pero tiene antecedentes como la ley corta de Hidrocarburos sancionada en 2006 –que operativizó los criterios de la constitución menemista- y la prórroga de la concesión en Cerro Dragón firmada en 2007 hasta 2047 que rubricó Mario Das Neves con el respaldo de Néstor Kirchner para complacer a los empresarios más ricos de la Argentina, los hermanos Carlos y Alejandro Bulgheroni.

El único detractor del CEO de YPF es Sergio Massa, que anuncia la jubilación para Galuccio si logra su anhelo de suceder a Cristina. De la mano de Bulgheroni y Das Neves, Massa busca erosionar al ex Schlumberger, de mejor vínculo con Cristóbal López, Daniel Scioli y Martín Buzzi, otro ex militante de la Ucedé que conoce al empresario patagónico desde el tiempo en que juntos alentaban el Grupo Productivo en Comodoro Rivadavia, cuando el barril de petróleo estaba en 11 dólares. Galuccio cree que Bulgheroni quiere una YPF débil para comprar una parte de sus acciones a un precio más bajo. Sin embargo, si llega a Presidente, Massa no dará de baja la ley que ideó "el CEO del año", según el criterio de la revista Apertura.

En su visita al Club del Petróleo, el ex jefe de Gabinete le ofreció el cargo al CEO de la petrolera Oscar Vicente y pidió más garantías para las inversiones. Vicente es considerado por propios y extraños uno de los especialistas que más sabe de petróleo pero no quiere meterse en problemas y está de acuerdo en líneas generales con la política de Galuccio.

El ex intendente de Tigre estuvo acompañado por Ricardo Delgado, el coordinador de los temas energéticos del Frente Renovador y Miguel Peirano, el ministro de Economía que en 2007 firmó la resolución 394/2007 que fijó retenciones móviles para el petróleo y congeló en 42 dólares el precio interno del barril para los exportadores.Considerada fatídica por las empresas, estuvo vigente hasta que hace dos semanas Kicillof la dio de baja.