La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró cinco pesticidas como cancerígenos "posibles" o "probables". Se trata de los agroquímicos más utilizados por los productores agropecuarios en Argentina, en medio de las demandas por el aumento de casos de cáncer en pobladores de zonas rurales.
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Al mismo tiempo, los insecticidas tetraclorvinfos y paratión fueron designados como "posiblemente cancerígenos para el ser humano" por esa agencia, con sede en la ciudad francesa de Lyon. Estos dos últimos productos entraron en el llamado Grupo 2B establecido por la IARC al hallarse "evidencias convincentes" de que esos agentes causaron cáncer a animales de laboratorio. El tetraclorvinfos está prohibido en la Unión Europea, aunque en EEUU continúa usándose incluso en mascotas, y el uso de paratión está muy restringido desde los años 80 del siglo pasado.
El insecticida malatión, por su parte, ingresó en el Grupo 2A por las "evidencias limitadas" de que produciría linfoma no-Hodgkin y cáncer de próstata en humanos, según estudios realizados en agricultores de Estados Unidos, Canadá y Suecia publicados desde 2001. Este agente se usa en la agricultura y se produce en grandes cantidades en todo el mundo, aunque la exposición de la población es baja y sucede principalmente en residencias cercanas a áreas en las que se ha utilizado, tal como es el caso de algunos pueblos en Argentina.
El diazinón es "probablemente cancerígeno" al haber "evidencia limitada" de su relación con la aparición de linfoma no-Hodgkin y cáncer de pulmón en quienes se han visto expuestos a él, según estudios realizados en EEUU y Canadá. Existe una "fuerte evidencia" de que el diazinón indujo daños sobre el ADN o sobre los cromosomas.
Sobre el herbicida glifosato hay "evidencia limitada" de que puede producir linfoma no-Hodgkin en seres humanos, y hay pruebas "convincentes" de que puede causar cáncer en animales de laboratorio. Este producto estrella de Monsanto tiene el mayor volumen de producción global de todos los herbicidas, y se utiliza sobre todo en la agricultura. Su uso se disparó a partir del desarrollo de semillas modificadas genéticamente para hacerlas resistentes al uso de este agente.
"Los resultados preliminares fueron alarmantes: la población de Monte Maíz tiene cinco veces más casos de cáncer que los estimados en la OMS, un 25 por ciento más de problemas respitatorios tipo asma y casi cinco veces más de abortos espontáneos", describió el pediatra Medardo Ávila Vázquez, integrante de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados.
El especialista indicó, además, que "la población también registra el doble de casos de diabetes tipo II y de hipotiroidismo que las estadísticas medias y casi tres veces más frecuencia de colagenopatías (enfermedades inflamatorias del tipo autoinmunes)".
El relevamiento llevado adelante en la localidad cordobesa, ubicada a 300 kilómetros de la capital provincial, se realizó en octubre de 2014 por un equipo universitario que durante cinco días realizó un campamento sanitario en el que se observó la historia clínica de al menos 594 personas de una población total de 8.000 habitantes.
"Se relevaron, además, condiciones de tipo geo-espacial arrojando que había contaminación aérea intensa por acopios de cereales en el centro del pueblo, contaminación con pesticidas en calles, depósitos de plaguicidas entre las casas de los pobladores y fumigaciones en la periferia urbana a escasos metros de las viviendas", describió Ávila Vázquez.
Por su parte, Monsanto rechazó el informe en su página de Facebook (tal como indicó el vicepresidente de Monsanto para Latinoamérica a El Destape), y señaló que "las conclusiones obtenidas no están respaldadas con datos científicos, la clasificación que ha proporcionado el IARC es incompatible con los cientos de evaluaciones exhaustivas que han sido realizadas por cientos de investigadores de países de todo el mundo y que son responsables de garantizar la seguridad pública".