Es una banda que combina la canción con elementos de la música de tradición escrita: se trata de un octeto de pop-barroco que es, en realidad, un doble cuarteto. Por un lado la base de un grupo de pop o rock: batería, bajo, guitarra, voces y por el otro un cuarteto de bronces. Esta unión habilita muchas posibilidades musicales y estéticas. El grupo interpreta composiciones de Juan Belvis, quien convocó a músicos de distintos ámbitos, como el rock, la música clásica, el folklore, el jazz y la música experimental. 8 está integrado por Juan Belvis (voz, guitarra, piano), Luciano Vitale (bajo), Tatiana Heuman (voz), Julián Semprini (batería), Manuel Calvo (trombón), Andrés Niño Ollari (trompeta), Liana Catalano (clarinete, clarón, saxo barítono) y Nahuel Ybarra (trombón). La presentación será el jueves 17 de marzo a las 21.30 en Pista Urbana, Chacabuco 874, CABA
-Ustedes dicen que 8 es "banda que combina la canción con elementos de la música de tradición escrita" ¿cómo se gestó esa conjunción?
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-Desde que tengo recuerdo, hacer canciones fue parte de mi lenguaje como una expresión principal. En la infancia como un juego, como una actividad más bien involuntaria. Pero con el tiempo, transitando estudios musicales y desarrollo técnico, fue inevitable sumar recursos de la tradición escrita, o sea, concientizar la cantidad de voces de otros instrumentos.
-Sos de la tercera generación de una familia donde la música y el arte fueron su forma de vida ¿por qué elegiste la música?
-Como se plantea en la pregunta, no fue una decisión. La música fue mi espacio natural desde el principio. Nunca me lo planteé, ni lo renegué. Sólo lo agradezco.
-¿De qué sentis ser heredero?
De un compromiso artístico sin concesiones. De priorizar la intención creativa por sobre las necesidades estéticas forzadas por el mercado. La autogestión planteada por mis abuelos Donvi y Esther Soto durante el grupo M.I.A. sigue siendo un plan hermoso.
-¿Cuál fue la génesis del disco 8? ¿Cómo se fue armando el grupo hasta llegar a estos 8 integrantes?
-Después de otras experiencias en otros grupos, a mediados del 2000 decidí abocarme al estudio musical, más específicamente a la orquestación. Fueron un par de años donde las canciones cesaron, como les suele pasar a muchos que suman ilustración a la intuición. Al tiempo volvieron, y junto a Luciano Vitale, aliado musical de siempre, empezamos a producirlas, y a definir un criterio de ensamble que se transformó en este octeto. Convocamos a amigos que se unieron, sobre todo, por compartir el amor por hacer música.
-Viviste entre discos desde chico ¿que sonidos de tu infancia quedaron grabados para siempre?
-El álbum blanco de Los Beatles es mi primer recuerdo musical, a los tres, cuatro años... Así como saltaba de alegría con Obladi Obladá, me aterraba hasta el llanto con Wild honey pie... pero con puro placer con ambas sensaciones... Fue mi viejo sobre todo, que siempre me expuso a músicas increíbles... Gismonti, el free jazz de los '70, Charlie Haden, y tanto más... Y bueno, mi mamá- Liliana Vitale- cantando desde siempre, quizás sea mi mayor influencia.